Incluso en España, donde la nieve no suele hacer acto de presencia más que en zonas de montaña aun durante los meses más fríos, el blanco es el color tradicional de la Navidad. Y, sin embargo, ¿cuántos años nos quedan de Navidades blancas? El calentamiento global es una realidad y el fenómeno atmosférico preferido del invierno peligra… y cada vez más personas están interesadas en pasar unas Navidades tan verdes y sostenibles como sea posible. Por eso, hemos reunido algunos consejos para minimizar el impacto ambiental de estas celebraciones sin que por ello dejen de ser divertidas y familiares.
1. Regalos sostenibles. Las fiestas se acercan y ya has pasado más de una tarde deambulando de tienda en tienda en busca de detalles con los que sorprender a todos tus seres queridos. Y, como tú, media España. Y cuántos de esos regalos serán algo que la persona que los recibe ni quiere, ni necesita, pero que va a guardar en un cajón porque se los han hecho con la mejor intención.
¿Por qué no empezar a pensar en alternativas? Quizá tu familia esté encantada de sustituir el intercambio de regalos por una excursión todos juntos, coronada con una buena comida. O las fiestas sean la mejor excusa para pasar un fin de semana en un spa con tu pareja. Puede ser divertido proponer que los regalos estén hechos a mano, que sean cosas que se coman (o beban) o que estén fabricados de materiales reciclados y provengan de empresas sostenibles.
2. Reduce tus residuos. Todos tenemos en la memoria la imagen de los contenedores de basura el día 6 de enero: cajas y cajas de cartón, plásticos y papel de regalo arrojado, a veces de cualquier manera, tras haber cumplido su efímera función. Para evitar el despilfarro, hay que pensar siempre en tres pasos. El primero es reducir; esto es, evitar en lo posible aquellos regalos que incluyen un envoltorio innecesario e intentar no agregar más (sí, aquí estamos pensando en el papel de regalo, y más concretamente en el que ni siquiera se puede reciclar). Prueba a envolver tus paquetes con papel de revista o periódico reciclado, o a la japonesa, en tela.
El segundo paso es reutilizar: si necesitas una caja, busca una por casa; si la has recibido, guárdala para volverla a usar en un futuro. Puedes hacer lo mismo con los lazos y adornos que muchas veces vienen pegados en el exterior del envoltorio o las bolsas de regalo con motivos navideños. Y, por último, recicla lo que no hayas podido evitar y no vayas a reutilizar, en lugar de limitarte a echar todo al contenedor naranja.
3. Decoraciones con bajo impacto. Si eres de los que no concibe una Navidad sin dar a tu vivienda un toque festivo, busca la forma más sostenible de hacerlo. Si vas a comprar luces, opta por LED y, para seguir ahorrando energía, no las dejes puestas toda la noche, sino el rato en que las vayas a disfrutar. Busca adornos artesanales fabricados con materiales sostenibles, como la madera, la lana o el esparto. Si los tratas con cuidado y los almacenas bien tras las fiestas, pueden durar muchos años. O, mejor todavía: fabrica a mano tus propias decoraciones con papel, tela, madera… Esto puede convertirse, además, en una actividad familiar tradicional.
4. Ahorra energía. Cuando fuera aprieta el frío, nada mejor que estar refugiados en casa con una temperatura acogedora. Mantén la calefacción a veinte o veintiún grados y haced gala de vuestros jerséis de renos más divertidos. Y, si vuestra casa es propensa a las bajas temperaturas o las humedades, quizá sea el momento de apuntar un nuevo propósito en vuestra lista para el año nuevo, ¡aislar!