Vivimos en un mundo en el que por un lado cada vez hay más elementos que consumen energía y por otro lado tenemos un déficit en la producción de la misma; esto hace necesario contemplar medidas que reduzcan el consumo de energía sin perder ninguna de las comodidades actuales.
Un tercio de la energía que se consume en Europa es debida a los edificios. De esta energía consumida, prácticamente la mitad se debe a la climatización (calefacción y refrigeración), es decir, a la energía que tenemos que introducir en los edificios en invierno y en verano para que estos sean confortables.
La eficiencia energética es conseguir la reducción del consumo energético del edificio (lo que comporta un ahorro económico) sin disminuir el confort ni la calidad de vida, protegiendo de este modo el medio ambiente y fomentando la sostenibilidad del suministro energético.
El ahorro energético será la cantidad de energía que se deja de utilizar tras implementar las diferentes medidas de control energético en los edificios. Para evitar este despilfarro de energía, se impone la regla de las tres reducciones:
La base del ahorro energético será conseguir la reducción de la demanda del edificio de energía, esta reducción será más eficiente si se incide sobre todo en la parte que más consume: la climatización. Reduciendo el consumo en climatización se actúa sobre prácticamente la mitad del consumo del edificio por lo que la medida adoptada será más eficiente que si sólo incidimos en una actuación con un porcentaje de influencia en el consumo menor, como es la iluminación.
Para reducir el consumo en climatización la forma más eficiente y económica es la mejora de la envolvente del edificio ya que es por la piel del edificio por donde se dan las mayores pérdidas energéticas:
El aislamiento es la solución más efectiva ya que con un mínimo de inversión permite rentabilizar el ahorro energético a lo largo de toda la vida útil del edificio.
Estudios realizados demuestran que 1 € invertido en aislamiento produce 7 € de retorno.
Estudio realizado por la consultoría Ecofys en 2006
En este estudio se tomó como precio de la energía el que había en 2006, en estos últimos años, la energía ha subido y es previsible que siga creciendo mientras que el costo de los materiales de aislamiento y su instalación ha tenido un crecimiento mucho más moderado, por lo que actualmente al retorno será de mayor cuantía. Si incrementamos el aislamiento de la envolvente, logramos que la energía incorporada al edificio no se pierda, por lo que no será necesario incorporar energía constantemente garantizando el ahorro y la eficiencia energética.
Con un correcto tratamiento de la envolvente exterior del edificio; fachadas, cubiertas, suelos, puentes térmicos etc. Podemos lograr edificios que consuman hasta un 75% menos de la energía que actualmente consumen; en esto se debe basar la eficiencia energética, en conservar el confort térmico actual que tenemos en los edificios sin necesidad de gastar un exceso de energía que cada vez es más cara y compleja de conseguir. Una vez mejorada la envolvente del edificio incrementando su transmitancia térmica con la inclusión de aislamiento térmico, los siguientes pasos serán reducir la ineficiencia de los sistemas implementados y por último reducir el consumo de energías no renovables del edificio.
Como conclusión podemos observar que el aislamiento tiene un enorme potencial para afrontar el cambio climático y la dependencia energética, con un coste bajo y un retorno inmediato a su colocación.
Entre todas las alternativas para aumentar la eficiencia energética de los edificios, el aislamiento es la más rentable.
Para realizar una correcta eficiencia energética en la edificación, debemos actuar donde se consiguen mejores valores; esta actuación se debe realizar primero en la base de las pérdidas energéticas.
Para realizar la correcta actuación usamos el principio de la «Tríada Energética»:
La Tríada Energética es un modo de gestionar la energía para conseguir ahorro energético, reducción de la dependencia energética y beneficios medioambientales, manteniendo el confort y el progreso.
Aplicar este principio en los edificios implica que un aislamiento óptimo es requisito previo para tener edificios sostenibles.
El concepto de Tríada Energética se hace realidad con la vivienda pasiva.
Las viviendas pasivas se definen habitualmente como viviendas sin sistemas de calefacción tradicionales y sin refrigeración activa. Esto conlleva que el diseño del edificio debe estar cuidado, debe tener un sistema de ventilación mecánico con recuperación de calor muy eficiente y niveles de aislamiento muy altos para conseguir llegar a edificios que no necesitan prácticamente energía exterior para conseguir el mismo confort térmico de un edificio actual; a estas viviendas es a las que España debe ir de cara a cumplir en 2020 con los compromisos de sostenibilidad a los que hemos llegado en la Unión Europea, a las casas con consumo de energía casi nula.
La vivienda pasiva se basa en envolventes super-aisladas y herméticas en combinación con una recuperación del calor muy eficiente.
En una vivienda pasiva el consumo energético es hasta un 85% más bajo que en una casa estándar.