EL XPS COMO MATERIAL DENTRO DE LA ECONOMÍA CIRCULAR
31/01/2022 | Sin categorizarLa constante presencia en los medios de comunicación de los fondos europeos Next Generation ha contribuido a que la conversación sobre la construcción sostenible esté de plena actualidad y, con ella, el concepto de la economía circular aplicado al sector.
Este mismo mes de enero, hemos podido leer declaraciones relacionadas con esta acuciante realidad, como esta de Pablo Pérez, director técnico del Grupo de Interés Áridos Reciclados de RCD, que agrupa las asociaciones de Andalucía, Madrid y Galicia comprometidas con la valorización de los escombros: «A pesar de las posibilidades y calidad que ofrecen los áridos reciclados, solo una cuarta parte de los residuos de construcción y demolición llegan a plantas de reciclaje». O esta de Gonçalo Byrne, presidente de la Ordem dos Arquitetos de Portugal: «Estamos al comienzo de una enorme transformación, desde una perspectiva de sostenibilidad: ambiental, con la descarbonización energética y la lucha contra la cultura de los desperdicios y el aumento del ciclo de vida de los objetos, y económica, con el paso gradual de una economía lineal a otra circular».
Pero, ¿cómo contribuye un material como el XPS a la economía circular? ¿No es, al fin y al cabo, un plástico?
Como ya puso de manifiesto la campaña “No culpes al plástico”, del Instituto Tecnológico del Plástico y PlasticsEurope, unido a las principales asociaciones de fabricantes, comercializadoras y recicladoras, en la fabricación y gestión de los plásticos y sus residuos pueden y deben aplicarse criterios de economía circular, que hagan su ciclo de vida más sostenible y permitan sacar el máximo partido de sus cualidades únicas en sectores como la construcción. El XPS es un ejemplo de ello, y por ello es reconocido como material aislante en estándares tan exigentes como el Passivhaus.
Para explicarlo mejor, podemos recurrir a un lema estrechamente relacionado con el concepto de la economía circular: Las 3 Rs. Reducir, reutilizar y reciclar son tres acciones clave para evitar el desperdicio de recursos valiosos, y el XPS puede incidir en las tres, como veremos.
Reducir: a la hora de aplicar esta estrategia, debemos centrarnos en escoger materiales con una elevada durabilidad y que sean capaces de mantener sus prestaciones inalteradas a lo largo del tiempo, de forma que no necesiten ser rápidamente reemplazados. Entre las características más notables del XPS está su larga vida útil, además de su resistencia ante las inclemencias meteorológicas y las fuertes cargas Al no sufrir ninguna alteración notable de sus propiedades con el tiempo, el XPS es capaz de aislar térmicamente y mantener el confort dentro de un edificio a lo largo de toda la vida útil del mismo, por lo que no será necesaria una nueva fabricación, transporte y puesta en obra, con todas las emisiones de CO2 y consumo de energía que cada proceso conlleva
Reutilizar: esta misma durabilidad del XPS hace que, en muchas ocasiones, sea posible su reutilización al final de la vida útil de los edificios en los que se encuentra instalado.
Reciclar: si la reutilización como tal no fuese posible, el reciclaje es el siguiente paso. Y, nuevamente, el XPS está a la altura del reto. ¿Por qué podemos decir que se trata de un material reciclado y reciclable? Porque puede contener un elevado porcentaje de material reciclado en su composición, que puede llegar hasta el 100%, además de ser reciclable. En palabras de Carlos Vila, entonces presidente de AIPEX: «El XPS no es una pajita o un vaso desechable que, por supuesto, también deberían ser depositados en un lugar adecuado para su correcto reciclaje; no se convierte en microplásticos que pongan en riesgo nuestra salud y la de nuestros mares y océanos, no. Permanece inalterable en el edificio, sin necesidad de mantenimiento, reparación o sustitución a lo largo de toda su vida útil. Centenares de miles de usos, uno por cada día que pasa aportando confort y eficiencia energética al edifico en el que se ha instalado».