EL AISLAMIENTO DE LA CUBIERTA, EL PERFECTO ALIADO PARA UN OTOÑO ACOGEDOR
El otoño ya está aquí y, con él, uno de los potenciales quebraderos de cabeza en nuestros hogares: las humedades y las temidas goteras. Aparte de un problema estético y la desagradable sensación de humedad ambiental, estos visitantes no deseados pueden acarrear serios problemas estructurales y provocar problemas de salud, especialmente respiratorios.
Por todo ello, el aislamiento y la impermeabilización de la cubierta desempeñan un papel importante en la gestión térmica de la mayoría de las construcciones. Un aislamiento insuficiente o una impermeabilización incorrecta pueden provocar acumulación de condensación, pérdida de calor o, en climas más cálidos, aumento de calor dentro de la estructura. Esto es común en los edificios más antiguos, especialmente en aquellos construidos antes de 1979– y de que existiera algún tipo de regulación a este respecto–, pues suelen contar con un aislamiento escaso y, en ocasiones, inexistente. Por eso, es esencial revisar el estado de nuestra cubierta, para descubrir las posibles deficiencias, y recurrir a la rehabilitación siempre que sea necesario, implementando soluciones de alta calidad.
Los tejados están expuestos a la luz solar y a las inclemencias climáticas, como lluvia o heladas, a diferencia de algunas paredes que solo reciben luz solar directa por las mañanas o por las tardes. Por eso, la cubierta es la primera línea de defensa del edificio contra los elementos.
El aislamiento de la cubierta ofrece una serie de beneficios clave para cualquier tipo de edificio, como los siguientes:
- Reduce el consumo de energía para calefacción y refrigeración
- Protege la estructura del edificio contra condiciones climatológicas adversas
- Minimiza la transferencia de calor entre exterior e interior
- Elimina la formación de condensación interior
- Reduce la huella de carbono
- Ofrece mayor protección frente al moho y las humedades
Aislar es, en todo caso, la alternativa más efectiva y duradera para resolver los problemas de humedades un edificio. El aislamiento térmico es capaz de reducir de manera significativa las pérdidas de energía que se producen en invierno, así como las ganancias habituales en los meses de verano, y que se dan a través de la totalidad de la envolvente de los edificios, que incluye la cubierta. Para este tipo de soluciones, un profesional determinará los materiales idóneos y se encargará de su correcta instalación.
Su resistencia ante condiciones climáticas extremas y las sobrecargas hace que el poliestireno extruido o XPS sea una elección habitual cuando se trata de aislar cubiertas, incluso en el caso de que estas sean transitables, por su resistencia mecánica. Diferentes estudios realizados demuestran que este material mantiene sus propiedades inalteradas durante décadas, por lo que supone una solución al problema a largo plazo gracias a su durabilidad, además de una excelente inversión.
Otra de las características del XPS que hacen que sea un material especialmente recomendable cuando se trata del aislamiento de la cubierta (o de la totalidad de la envolvente) es su absorción de agua prácticamente nula, que permite su uso en cubiertas invertidas, en las que el aislamiento se coloca por encima de la impermeabilización para protegerla.
Por todo ello, el XPS puede convertirse en tu aliado perfecto para disfrutar de un otoño cálido y acogedor, en el que mirar por la ventana se convierta en una actividad agradable y no un motivo de ansiedad.