El aislamiento, la solución más efectiva y lógica para el exceso de calor
Poca gente será capaz de negar a día de hoy, y menos si ha pasado el mes de junio en España, que asistimos a un aumento de las temperaturas año tras año que, pese a estar avisada por los científicos desde hace tiempo, ha tenido muy pocos reflejos políticos en la mayoría de los países del llamado primer mundo. Sin ir más lejos, y para poder aportar una muestra reciente, la temperatura en las aguas del Cantábrico y del Mediterráneo ha llegado a máximos históricos durante el mes de junio.
Hay un proverbio chino realmente certero; una de esas frases que se suelen aplicar cuando no hay solución, cuando ya es demasiado tarde: “Excava el pozo antes de tener sed”. No hace falta demasiada explicación, claro… Lo divertido de los proverbios y refranes es que suelen hacer referencia a actitudes en las que caemos una y otra vez. El ser humano es así… No lo puede evitar.
En nuestra casa actuamos casi de la misma manera. Cada vez que llega ese momento mágico del año en el que los termómetros se calientan como si tuvieran prisa por demostrar lo que saben hacer, nos damos cuenta de que tendremos que acudir a la sabiduría popular y a Internet, por supuesto, para paliar ese calor insoportable. Muchos son remedios que tienden a usar el sentido común y el uso de los clásicos que tenemos a mano en nuestro hogar. Son remedios caseros y efectivos… a corto plazo: con ellos conseguiremos que la temperatura y el sofoco en nuestra casa baje, pero no resolveremos el problema.
Algunos clásicos de estos momentos tan calurosos, que acuden a nosotros como las canciones de los Beach Boys en julio, podrían ser:
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Ventilar la casa sólo a primera o a última hora de la tarde, cuando hay menos temperatura exterior.
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Cambiar las bombillas que sea posible por aquellas que expiden menos calor.
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Bajar las persianas durante el día lo más posible: solemos pensar que con las persianas arriba, dejamos que entre el aire, pero lo que conseguimos es que entre el calor!
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Utilizar el extractor de la cocina para absorber temperatura -no sólo humo- mientras cocinamos.
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Amueblar, o decorar al menos, la casa para el verano: alfombras más ligeras, cortinas de materiales menos densos… Siempre y cuando se pueda, ¡por supuesto!
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Plantas, plantas, plantas: colocar trepadoras en la fachada, siempre que el edificio lo permita y que los vecinos estén de acuerdo, puede aminorar el sofoco.
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Los electrodomésticos, de noche: no sólo por la temperatura, sino incluso porque hay tarifas que permiten un gasto más asumible si usamos la nocturnidad (y la alevosía).
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Colocar láminas solares en los cristales más expuestos.
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Y tener una dosis de paciencia importante…
Pero si lo que buscamos es una en la que llega una brisa ligera solución más definitiva, una idea de esas que te permiten soñar con un futuro con menos de 46 grados, habrá que apostar por el aislamiento.
AISLAMIENTO, LA SOLUCIÓN INTELIGENTE:
Las medidas anteriores son paliativas y te sirven para reducir un par de grados la temperatura en los días más agresivos de calor, pero las medidas definitivas, o al menos las que pueden ayudar a largo plazo sin tener que sufrir cada verano por la misma cuestión, son las referidas al aislamiento.
Cuando aislamos nuestra vivienda no sólo contribuimos a mantenerla a una temperatura agradable en verano o en invierno (sí, también sirve para conseguir que tengamos menos frío, claro), sino que estamos contribuyendo a un claro ahorro energético a lo largo del año, lo que redunda, por supuesto, en el medio ambiente, en la sostenibilidad de nuestros edificios y nuestras ciudades y, como sorpresa agradable, en nuestros bolsillos.
Aislar es un proceso relativamente sencillo, que reduce las pérdidas de calor en la vivienda, evita la aparición de humedades o moho, y garantiza un mayor confort térmico y acústico en el interior, mejorando el impacto ambiental de la vivienda al reducirse las emisiones de CO2 entre un 20 y un 50% al año.
Teniendo en cuenta que un edificio medio emite entre 10 y 15 kilos de CO2 cada tres minutos –7,2 toneladas al día–, el impacto que este tipo de actuaciones individuales tiene para el medio ambiente es claramente positivo.
Además, nos permite reducir la factura energética: al incorporar aislamiento térmico en el edificio se reducen las pérdidas de calor o frío (invierno/verano) dentro de la vivienda; por tanto, la energía necesaria para calentar o enfriar las habitaciones será menor, haciendo que ahorremos dinero en nuestra factura energética y, a nivel global, que se reduzca el consumo del país. Su bolsillo será el primero en notarlo.
¿HAY MATERIALES ESPECIALMENTE RECOMENDABLES PARA ACOMETER ESTA REFORMA?
El XPS es un producto que reúne varias cualidades concretas que pueden ayudar a solucionar este tipo de problemas: se caracteriza por tener una absorción de agua prácticamente nula, lo que es de suma importancia en aplicaciones como el aislamiento térmico por el exterior, para evitar la aparición de manchas de humedad o de regueros en la fachada .
Otra característica importante del XPS, por la que se le considera el mejor producto para el aislamiento por el exterior, es su elevada durabilidad. El XPS presenta una resistencia mecánica muy superior a los diferentes aislantes térmicos que se podrían utilizar en éste tipo de aplicación. Por una parte esta característica se traduce en una larga vida útil del producto y por otra parte, significa que la fachada, cubierta o suelo presentan una resistencia mecánica superior.