EN 2030, NUESTROS EDIFICIOS DEBEN TENER UNA LETRA E. ¿CÓMO LO CONSEGUIMOS?

Aipex | 23 mayo, 2023 | 0

La Directiva Europea de Eficiencia Energética de los Edificios establece la necesidad de renovar los inmuebles más antiguos: en concreto, si nuestra vivienda posee una calificación energética G o F, deberemos tomar medidas para situarla, como mínimo, en la letra E para 2030.

El desafío es enorme, sobre todo en países como España, con un parque edificado envejecido y con escasa eficiencia energética. Así que… ¿por dónde empezar?

En estos casos, estamos acostumbrados a oír hablar de ciertas medidas como cambiar los electrodomésticos por otros de bajo consumo, instalar nuevas ventanas con un óptimo aislamiento y rotura de puente térmico o, tal vez, sustituir la caldera por otra más moderna. Y, si bien todo pequeño gesto suma cuando hablamos de eficiencia, el verdadero cambio (y el verdadero ahorro) viene cuando analizamos la vivienda de una forma más integral, teniendo en cuenta todos sus elementos.

El primer paso sería conocer la situación energética de la que partimos: cuánto consume nuestro hogar y su impacto en el medio ambiente. Para ello, un profesional debidamente cualificado deberá efectuar un estudio sobre nuestra vivienda, del que se derivará una calificación energética, junto con una serie de datos que nos ayudarán a saber qué medidas podemos tomar para mejorarla: esto es, lograr un menor consumo de energía y menos emisiones nocivas. Como ya hemos visto, las calificaciones energéticas consisten en una letra, desde la G, la menos eficiente, a la A, la más eficiente.

Una vez conocidos los distintos elementos del edificio, podemos detenernos en los que ocasionan una eficiencia energética deficiente. Una causa más que habitual, especialmente en los edificios construidos con anterioridad a 1980 y, por ello, anteriores a que existiera ninguna regulación al respecto, es un aislamiento térmico deficitario o, en casos extremos, inexistente. Esto implica un mayor gasto en climatización, ya que debemos emplear más energía para mantener el interior a una temperatura de confort, pues tanto el fresco en verano como el calor en invierno “se escapa” del interior.

¿Qué hacer si es el caso de nuestro edificio? La mejora del aislamiento, en especial en los casos en los que es posible actuar sobre la totalidad de la envolvente (techo, suelo y paredes) es una actuación que resuelve el problema en el largo plazo y que, pese a suponer una inversión inicial, se recupera en poco tiempo gracias al ahorro en las facturas de energía. El poliestireno extruido (XPS) es un material aislante que, por su fácil instalación, resistencia frente a la humedad, elevada durabilidad y óptima capacidad de aislamiento es uno de los más utilizados en este tipo de actuaciones integrales sobre la envolvente del edificio, pues proporciona una solución de altas prestaciones a largo plazo.

Sin embargo, en estos momentos de inestabilidad de precios, el económico es un factor importante antes de dar cualquier paso, así que muchos ni se plantean emprender una rehabilitación energética por miedo al coste que esta pueda suponer; aunque sepamos que a la larga ahorraremos, a menudo asusta la inversión inicial.

Afortunadamente, para la rehabilitación energética de edificios existen distintas subvenciones y deducciones. Algunas de estas ayudas provienen de los fondos europeos llamados Next Generation EU. En este caso, hay tres tipos de actuaciones subvencionables:

  • Mejora de la envolvente térmica
  • Mejora de la eficiencia energética de las instalaciones térmicas
  • Mejora de las instalaciones de iluminación

En el caso de querer acceder a estas subvenciones, las actuaciones de rehabilitación en los edificios residenciales y viviendas unifamiliares deben acreditar, por un lado, una reducción de, al menos, el 30% del consumo de energía primaria no renovable, referida a la certificación energética. Por otro lado, acreditarán la reducción de la demanda de energía global anual de calefacción y refrigeración de un 35% en zonas climáticas D y E (las más frías, en general las provincias del interior y mitad norte de España) y de un 25% en zonas climáticas C (litoral norte y algunas provincias de interior en la mitad sur del país).

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