Hace tiempo leí un artículo sobre desodorantes y las ventajas o inconvenientes de que incluyesen antitranspirantes en su composición. Los expertos coincidían en que esta barrera no era siempre saludable ya que nuestra piel debe respirar y oxigenarse.
Hablemos ahora de otra piel, la de los edificios. Nuestras viviendas, oficinas, centros de salud o de deporte, como el cuerpo humano, también transpiran. La diferencia de temperaturas, entre el interior y el exterior, genera en muchos casos vapor de agua que acaba convertido en las temidas humedades de paredes y techos.
Además, la nueva forma de construir ha traído consigo edificios cada vez más estancos, lo que por una parte es beneficioso ya que elimina las pérdidas de energía a través de los cerramientos defectuosos pero, por otra, si no hay una buena ventilación, puede provocar una mala calidad del aire interior.
¿Por qué es necesario ventilar nuestras viviendas?
Abrir las ventanas de nuestra vivienda cada día evita que el aire se quede concentrado. Una mala ventilación provoca un aire interior viciado, falta de oxígeno y el aumento de vapor generado por el uso de los baños, las duchas, las cocinas o los sistemas de climatización. Incluso la propia respiración de los ocupantes de una vivienda hace que aumente el vapor, pudiendo provocar posibles enfermedades en sus ocupantes.
Los expertos recomiendan que todos los días se ventilen las casas, a ser posible a primera hora de la mañana para eliminar la humedad producida durante la noche y alrededor de 30 minutos. Existen varios tipos de ventilación: la natural, que se produce por el simple gesto de abrir una ventana; la cruzada, que busca las corrientes de aire para renovarlo de forma más rápida o la forzada, por medio de elementos mecánicos como chimeneas o ventanas que permiten un intercambio de aire que garantice su calidad.
¿Y las fachadas?, ¿también deben transpirar?
Un material como el XPS es perfecto como aislante en una fachada. Su versatilidad, su garantía de estanqueidad y su buen comportamiento frente a los cambios bruscos de temperatura, es fundamental para un aislamiento efectuado por el exterior del edificio.
La labor más importante de la fachada no es garantizar la ventilación adecuada del edificio, que debe estar garantizada a través de los huecos o ventanas. Su misión principal es garantizar el mantenimiento de las condiciones térmicas interiores y reducir al máximo el intercambio de temperatura con el exterior y, en este sentido, un buen aislante debe garantizar el mayor aislamiento térmico posible y mantener la pared interna caliente para evitar posibles condensaciones en caso de ventilación insuficiente (las condensaciones se producen cuando la superficie interior está fría y la cantidad de vapor de agua es muy elevada) XPS , prácticamente Poniendo en marcha todas estas recomendaciones el aire interior de nuestra vivienda será limpio y saludable, no se malgastará energía y conseguiremos en nuestros hogares una perfecta situación de confort.