Rehabilitación energética y aislamiento para acabar con la pobreza energética
Los datos son escalofriantes. Es muy difícil imaginarse que en España en 2018, todavía haya personas que pasen frío en sus hogares, pero los datos están encima de la mesa. Según el IV Estudio sobre Pobreza Energética publicado recientemente por la Asociación de Ciencias Ambientales, casi siete millones de personas (un 15% de la población) sufrieron temperaturas inadecuadas en sus hogares.
La factura energética se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para 2,8 millones de personas en España que no han podido en al menos dos ocasiones, hacer frente a ella.
España, que afortunadamente no sufre las temperaturas extremas de otros países europeos, tiene a más personas en situación de pobreza energética que la media de la UE.
Aún hay más datos, al menos 900.000 personas padecieron desconexiones de suministro en 2016. Ante este mapa pintado por la Asociación de Ciencias Ambientales no queda más remedio que plantearse cuáles son las posibles soluciones a este terrible problema.
El propio estudio aborda una completa batería de medidas y recomendaciones frente a la pobreza energética, con el foco puesto en la priorización de las medidas de tipo estructural en combinación con medidas paliativas, fomentando medidas como la rehabilitación energética de los edificios, la información, formación y empoderamiento de la ciudadanía, la necesidad de mejorar las fuentes de datos para la medición o de ahondar en la relación dual que existe entre la salud y la pobreza energética.
El fomento de la rehabilitación energética es prioritario. La instalación de un buen aislamiento tiene un gran impacto en la factura energética de los hogares.
Recientemente, Andrés Peralta, Investigador de la Universitat Pompeu Fabra y de la Agència de Salut Pública de Barcelona, aseguraba que las soluciones para acabar con la pobreza energética en muchos hogares pasaban por facilitar las intervenciones arquitectónicas. “Nos enfocamos al aislamiento, porque se ha observado que este tipo de intervención puede producir mejoras en síntomas respiratorios; en la salud mental; en la percepción sobre la propia salud; y en el mejor desarrollo físico y psicomotor y menos ingresos hospitalarios en infantes. Además, se han descrito mejoras en el uso del espacio de la vivienda, el sentido de “hogar” y la dieta de las personas que viven en estos hogares. Dados los resultados de nuestro estudio, podemos decir también que este tipo de intervenciones pueden reducir la mortalidad asociada a frío extremo. Por esto decimos que el aislamiento puede «salvar vidas»; aunque cabe destacar también la mejora en el confort y calidad de vida de las personas que viven en estas viviendas”.
Desde AIPEXnos sumamos a sus palabras. Creemos firmemente que el aislamiento es la medida más eficaz y rentable para conseguir edificios saludables y confortables. Es una solución duradera que cuenta con una vida útil paralela al edificio en el que se instala y que, correctamente instalada, no precisa de gastos de mantenimiento.
El XPS, es un excelente aislante térmico que garantiza el ahorro energético y puede ser un gran aliado para defender a las familias más vulnerables de la pobreza energética.