EL XPS Y LOS CERTIFICADOS DE PRODUCTO Y CALIDAD: UNA RELACIÓN A LARGO PLAZO
En la actualidad, el control de las emisiones resultado de la actividad humana que se lanzan a la atmósfera se ha convertido en una prioridad, debido a su incidencia en el aumento de las temperaturas y el calentamiento global, cuyas consecuencias se hacen más visibles año tras año. El sector de la construcción y, en términos generales, el de los edificios, es uno de los implicados en el proceso: son responsables del 38% de las emisiones globales de CO2, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En países como España, con un parque edificado envejecido y, en términos generales, deficientemente aislado, a este problema se suma la dificultad que muchas personas encuentran a la hora de mantener sus hogares a una temperatura confortable durante episodios de frío o calor extremo. Ya son muchas las ocasiones en las que en este blog hemos señalado cómo el poliestireno extruido (XPS) es un interesante aliado, gracias a sus propiedades para proporcionar aislamiento térmico, que se suman a su durabilidad, que le permite mantener sus condiciones aislantes inalteradas durante largos periodos de tiempo, al elevado porcentaje de contenido reciclado que admite en su composición (incluso hasta el 100%) o a sus posibilidades de reciclaje y reutilización al final de la vida útil de los edificios en los que está instalado.
Para medir y certificar estas propiedades, el XPS es sometido a una serie de pruebas y tests que acreditan su efectividad: se trata de los certificados de producción, que se realizan durante el proceso de fabricación, y de los que ya te hablamos de forma más extensa aquí. De esta forma, se comprueba la resistencia del material a la compresión o los ciclos de hielo-deshielo, su absorción de agua prácticamente nula, etc.
Por otro lado, nos encontramos con las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP), imprescindibles para que un producto pueda considerado respetuoso con el medio ambiente. Estas declaraciones examinan el ciclo de vida completo de un material, conforme a normas internacionales, teniendo en cuenta todas y cada una de sus fases: extracción y procesado de materias primas; producción de energía y materia prima; fabricación, transporte y distribución; uso, reutilización y mantenimiento y, por último, reciclado y disposición del residuo. Así, se logra certificar que en cada una de estas etapas se cumple con los requisitos necesarios como para que el material en cuestión pueda ser utilizado en proyectos de edificación sostenibles.
Así, como resultado del análisis de su ciclo de vida (ACV) podemos afirmar que el XPS es un material cuyo impacto medioambiental puede considerarse muy bajo en sus diferentes fases. Tras haber sido instalado en un edificio, bastarán algunos meses para que haya logrado ahorrar más energía, recursos y emisiones de los ocurridos en su producción. Para comprobarlo, es posible consultar una declaración ambiental de producto del XPS , realizada a partir de datos de Exiba (The European Extruded Polystyrene Insulation Board Association).
Por todo esto, el XPS es un material que puede ayudar a lograr diferentes certificaciones energéticas, como VERDE, BREEAM o LEED, que acreditan la eficiencia de los edificios. Estas califican al edificio según una escala en la que los puestos más altos representan la mayor sostenibilidad, y crecen en popularidad en el actual contexto de apuesta por la eficiencia energética.