Cómo evitar la aparición de humedades aislando la solera
Cuando planteamos una reforma con criterios de eficiencia energética en ocasiones olvidamos incluir dentro de esa lista de “imprescindibles” elementos que pueden ser clave para lograr ahorros significativos. Es el caso de las soleras.
Antes de continuar, es importante que dejemos claro de qué hablamos cuando hablamos de soleras.
Según el diccionario Construpedia, las soleras son “el revestimientos de suelos naturales en los interiores de edificios”. Las soleras pueden estar constituidas por una capa resistente de hormigón sobre la que se puede instalar algún tipo de revestimiento.
Al estar situadas sobre el suelo, se presupone que las variaciones de temperatura no van a ser tan acusadas como las que experimentan otros elementos de la vivienda como la fachada o la cubierta, por eso no es habitual contemplarlas desde el punto de vista de la eficiencia energética.
Sin embargo, aunque esto es cierto, no podemos olvidar que hay partes de la solera que van a estar más expuestas a los cambios de temperatura, como por ejemplo, la que forma parte de la intersección con la fachada del inmueble.
Eso puntos de coincidencia entre la fachada y la solera constituyen lo que se viene a denominar puente térmico, es decir, esa zona sensible del edificio donde el calor se conduce con mayor facilidad y existe el riesgo de que se produzcan condensaciones superficiales en los meses de otoño e invierno.
Aislando la solera, al menos en su perímetro (en aquellas zonas de coincidencia con la fachada), se evitan pérdidas de temperatura hacia el terreno, pero también hacia el exterior a través del mencionado puente térmico. De esta manera, se pueden evitar problemas relacionados con la aparición de condensación en las paredes, manchas de humedad y moho, y se logran importantes ahorros energéticos.
Por ejemplo, una vivienda unifamiliar situada en Barcelona que incorpore un aislamiento de 5cm de espesor puede reducir su demanda energética de 22Kwh/m2/año a 15Kwh/m2/hora.
De hecho, el empleo de materiales aislantes como las planchas rígidas de poliestireno extruido (XPS) mejoran notablemente el aislamiento de las soleras, reduciendo las pérdidas energéticas del edificio (que pueden llegar a ser de entre el 15-20% sólo por el suelo). Además, este tipo de material resisten cargas elevadas estáticas por períodos de tiempo largos, sin experimentar ningún tipo de deformación.