ACV, ¿QUÉ ES Y CÓMO CONTRIBUYE A LA DESCARBONIZACIÓN DEL PARQUE EDIFICADO?

Aipex | 4 Maio, 2023 | 0

Hoy por hoy, con una primavera que está batiendo récords de temperaturas en buena parte de Europa, quedan pocas personas que aún se atrevan a negar la emergencia climática y la necesidad urgente de intervenir para atajar sus consecuencias, tanto en nuestra calidad de vida como en el medio ambiente que nos rodea.

El sector de la construcción es responsable de buena parte de las emisiones nocivas que contribuyen al calentamiento global, y por ello se ha elaborado legislación reciente como la Directiva 2010/31/UE, que determina que a partir de 2020 todos los edificios de nueva construcción deberán ser edificios de consumo de energía casi nulo.

Sin embargo, el sector cuenta desde hace décadas con otra herramienta de suma importancia a la hora de reducir sus emisiones: nos referimos al Análisis del Ciclo de Vida, también conocido por sus siglas ACV.

Se trata de una metodología desarrollada en los años sesenta encaminada a estimar y evaluar de forma objetiva los impactos que un determinado producto o servicio puede tener sobre el medio ambiente durante todas las etapas de su existencia, desde la extracción de materias primas para su elaboración hasta el final de su vida útil.

El ACV parte de la realidad de que todas las actividades y procesos ocasionan un impacto medioambiental en cierta medida: consumen recursos, emiten sustancias y pueden provocar otras consecuencias en el medio ambiente durante su fase de uso. Esto hace que sea fundamental evaluar dichos impactos para tratar de minimizarlos, ya que pueden afectar a nuestra salud, al cambio climático, la reducción de la capa de ozono, eutrofización, acidificación, entre otras.

El ACV no establece unos procedimientos específicos que se deban seguir; su principio básico es identificar y pormenorizar todas las etapas del ciclo de vida de los productos, desde la adquisición de las materias primas que los componen, la producción, la distribución y uso del producto final hasta su posible reutilización, reciclaje o desecho. Una cuidadosa revisión de estas etapas nos indica dónde se producen los mayores impactos y sirve para tomar medidas que contribuyan a su reducción.

Como veremos, la vida de un producto comienza por la fase de diseño y desarrollo e idealmente termina con su reutilización o reciclaje. Entre ambos momentos, podemos distinguir diferentes etapas:​​​

  1. ​​​Adquisición de materias primas. Esta etapa abarca las actividades necesarias para la extracción de las materias primas y las distintas aportaciones de energía del medio ambiente. En ella se incluyen las emisiones propias del transporte necesario previo a la producción.
  2. Proceso y fabricación. En esta fase se incluyen las diferentes acciones que transformarán las materias primas y energía en el producto final: por ejemplo, las planchas de XPS.
  3. Distribución y transporte. Consiste en el traslado del producto terminado al cliente; en el caso de un material aislante, el traslado a un almacén o al lugar de la obra en la que vaya a ser instalado.
  4. Uso, reutilización y mantenimiento. Aquí se incluyen todas las actividades derivadas de la vida del producto en sí: en el caso de una plancha de material aislante, la fase de uso cuando ya está instalado en un edificio, las posibles acciones de mantenimiento que necesite o su reutilización en el caso de que el edificio sea demolido o reconvertido. Cabe recordar que el XPS, debido a su durabilidad, es especialmente eficiente en esta fase, ya que apenas precisa mantenimiento y por su propia naturaleza aislante impedirá el despilfarro de energía a la hora de mantener una temperatura interior confortable.
  5. Reciclaje. Esta fase arranca cuando el producto ha servido para su función inicial. Si bien no es posible en todos los materiales, nuevamente el XPS es un material que se puede reciclar, y que de hecho puede estar compuesto por material reciclado al 100%.
  6. Gestión de los residuos. Esta fase también ha cobrado una especial importancia en los últimos años, con el auge de la economía circular.

El constante análisis de las distintas fases del ciclo de vida de los materiales es clave para alcanzar la descarbonización del parque edificado, ya que permite detectar los procesos que generan más emisiones y optimizarlos para lograr su reducción.